viernes, 30 de julio de 2010

Dos debates distintos , editorial el tiempo de Colombia...

El tiempo-.

El parlamento de Cataluña prohibió el miércoles las corridas de toros en esa comunidad española, y la votación ha repercutido incluso en países que jamás han visto un toro bravo, pues parecería significar que España renuncia a España. Sin embargo, hay que decir que también Cataluña es Cataluña y desde hace años las corridas de toros han ido desapareciendo del mapa catalán y esta ley solo certifica su defunción. En cambio, no proscribe ciertas fiestas autóctonas regionales como los correbous (corralejas light), toro al agua o toro embolado (con hisopos de fuego en los cuernos), donde la población abusa en diverso grado de los rumiantes.

El debate que se ha dado no versa solo acerca de la crueldad con los animales, sino que encierra otros factores dignos de tenerse en cuenta. Ante todo, constituye una polémica política sobre la capacidad de autonomía de Cataluña, provincia que se siente agredida por el Estado español y que, dueña de una tradición, una cultura y un idioma propios, ha aspirado y aspira a tener mayor control sobre su destino. Dura e injustamente reprimida en tiempos de Franco, ha desarrollado durante la democracia parte de sus deseos autonómicos. Pero el pasado 9 de abril el Tribunal Constitucional tumbó varios artículos del estatuto regional y rechazó de plano que Cataluña sea una "nación", como proclamaba su texto, pues "la Constitución no recoge otra que la Nación española".

Los catalanes recibieron la sentencia como una bofetada y la vieja controversia sobre las corridas adquirió de repente una furiosa simbología sobre las diferencias culturales entre España y Cataluña. Fue así como algunos parlamentarios, que iban a abstenerse de votar o se proponían hacerlo en contra de imponer prohibiciones a aficiones o gustos, se sumaron al voto de protesta contra algo tan esencialmente español como la tauromaquia. Así, pues, la controversia desplegó dos filos: por una parte, los apoyos internacionales ambientalistas contra la fiesta brava y, por otra, una afirmación política de soberanía local que se benefició del creciente movimiento antitaurino surgido en tierras donde los toros no embisten. De hecho, el padre de la iniciativa que, suscrita por 180.000 firmas, se transformó en proyecto de ley es un argentino vegetariano que abomina de todo alimento de origen animal.

Muchos respetables enemigos de la fiesta brava son ajenos a la política y solo pretenden proteger a los animales o plantear un debate ético-biológico. Al mismo tiempo, los partidarios de la tauromaquia ven en esta actividad un arte con raíces religiosas ancestrales y, aparte de razones culturales, esgrimen argumentos antropológicos, ecológicos, libertarios y económicos para apuntalar su afición.

La Corte Constitucional colombiana debate en estos días una demanda cuyo desenlace podría ser, si el pleno de la corporación se apartase de la ponencia del magistrado Humberto Sierra Porto, la prohibición de ciertas expresiones tradicionales de nuestro pueblo que, como las corridas, el coleo o las riñas de gallos, implican innegable dolor animal. Es importante que, en su sabiduría, la Corte no se deje influir por la "jurisprudencia psicológica" del parlamento catalán. Son debates distintos. A Colombia le es completamente ajeno el conflicto de idiosincrasias que ha jugado papel preponderante en el caso español. La única idiosincrasia que cuenta en este caso es la especificidad de la cultura popular colombiana frente a otras que, desde tradiciones lejanas y diferentes a la nuestra, recomiendan lo que nos conviene o no nos conviene.

Carta de Enrique Calvo "El Cali"..(en Colombia la amenaza antitaurina pende en el tribunal contitucional)

ENRIQUE CALVO, "EL CALI"

En Colombia el 28 es sinónimo de tomadura de pelo ante una circunstancia adversa como la vivida hoy en Cataluña.

Esta es la sensación que tienen los aficionados a uno de los espectáculos que la Conquista Española dejo como legado de cultura y tradición en varios de los países de habla hispana al otro lado del Atlántico.

Con la cultura de la Fiesta Brava se ha identificado la población hispanohablante durante un puñado de años, que hoy día unos desadaptados de la tradición y las costumbres quieren desconocer con los argumentos de barbarie y generadora de violencia.

La violencia ya no en nuestro terruño sino a nivel mundial es producto de muchas otras razones especialmente por la diversidad a que nos enfrenta la maquinaria del consumo, producto de un capitalismo salvaje. No es posible pensar que la cantidad de problemas a los que nuestra sociedad se enfrenta especialmente en el campo de la violencia sea producto de la Fiesta Brava.

Mencionemos algunos aspectos generadores de violencia en Colombia; el desplazamiento forzado, el desempleo, el hambre, la falta de educación, de salud, de vivienda, problemas trillados por media humanidad que día a día intenta paliar a base de esfuerzo y muchas veces con apoyo de las utilidades que dejan las taquillas de los espectáculos taurinos en nuestro país.

El mundo del Toro Bravo lo que genera es solidaridad ante las adversidades del genero humano y solidaridad consigo mismo, a decir con el alma y el espíritu. Muchas tardes ante la conjunción de un bravo toro y un torero varonil y artista salen de las plazas de toros un puñado de aficionados viviendo y sintiendo algo inenarrable llenando su espíritu con lances de alelí, momentos perdurables por siempre, lejos de la violencia que generan otro tipo de espectáculos, algunos de masas enardecidas ante un resultado contrario o a favor, finalizando muchas veces con la vida de sus congéneres.

El éxito de la Revolución Francesa en occidente se debe al arte de practicar la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Los tres elementos son pilares fundamentales de todas las constituciones de nuestro entorno, por lo tanto de obligatorio cumplimiento para una sana convivencia incluidos lógicamente los taurinos y los contras.
En estos derechos fundamentales encontramos el respeto de pensamiento, respeto a su intimidad personal, al libre desarrollo de su personalidad, al trabajo, a la recreación y utilización del tiempo libre, a la libertad de profesión u oficio, de opinión, al derecho de reunión, la libertad sin ninguna discriminación por razón de sexo, raza, opinión política o filosófica, además el Estado se compromete a promover la cultura en todas las etapas del proceso de creación, pues la creación artística debe ser libre, respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios. Cumpliendo estos preceptos constitucionales se enaltece la fraternidad, la igualdad y lo más importante la libertad como derecho fundamental del hombre en todo el continente.

El mayor logro de taurinos y antitaurinos estaría en juntarse y luchar por la verdadera violencia que azota a miles de colombianos y otros países, producto de la falta de respeto a la diversidad plasmada en la Constitución.

“En parte el arte completa lo que la naturaleza no puede elaborar y, en parte imita a la naturaleza” ARISTOTELES

miércoles, 28 de julio de 2010

Sálvate toro de España...Artículo de Antonio Burgos














Sálvate, toro de España


- Lo peor de la Fiesta es que está en manos de los aficionados... al maldito parné -

ANTONIO BURGOS
ABC

Día 28/07/2010

EMPEZARON por el toro de Osborne, y hoy van a por el toro de España. Al toro, que es una mona. Quieren apuntillarlo. Amontillarlo. Un renegado paisano de Manolete y del Cordobés será quien lo prohiba en Cataluña.


Empezaron por la zaina silueta del toro de Osborne encampanado en El Bruch. Le aserraron las patas. ¿Cómo quienes dicen defender a los animales pueden cortar la pata a un toro, como si fueran Chamaco en la Monumental de don Pedro Balañá en los años 50? Los animales les importan una higa.
A don Fernando Adrián ni le tosen si hidrogena langostas vivas. Estaban contra el toro de Osborne porque lo vieron como escudo de la bandera de España, pues campea en el albero de su central franja amarilla cuando los chavales cantan: «Yo soy español, español».
¿Por qué quieren prohibir la Fiesta Nacional? ¿Por Fiesta o por Nacional? Por Nacional.
En Cataluña no hay más fiesta nacional que la sardana, San Yordi, la fuente de Canaletas y la butifarra. Y no sé por qué la han tomado contra los toros, si antes no han prohibido otros símbolos patrios. ¿O esto es sólo el comienzo? Si es por prohibir cuanto huela a España, tendrán que declarar fuera de la ley la tortilla española, el Ave, el flamenco, la sangría, la paella, los bocadillos de calamares, el pasodoble, el sombrero de ala ancha de Tío Pepe y ni te cuento la Feria de Abril de Barberá del Vallés.
Y si prohiben los toros como institución nacional, más institución nacional es el Cortinglés, la única que hoy por hoy une a las Españas por encima de estatutos y separatismos, y ahí la tienen, encampanada en la Plaza de Cataluña. O la Liga Nacional de Fútbol. ¿Por qué prohiben los toros y consienten que el Barcelona gane una Liga absolutamente españolista, donde milita el Real Madrid, máximo símbolo del centralismo?

Claro, como los toros están en las manos que están... Las más ardorosas, valientes y razonadas defensas de la Fiesta Nacional en Cataluña las han hecho quienes no viven del toro. ¿Es apoderado de Ponce, o empresario de Málaga, o ganadero de bravo acaso don Alberto Boadella? No, es un aficionado. Un aficionado a la libertad y a la cultura, no al maldito parné. Lo peor de la Fiesta es que está en manos de los aficionados... al maldito parné, al jurdó, que no ven más allá de su pliego de condiciones, su poderdante y su camada.
Me lo dijo en Antequera un cultísimo aragonés, don Manuel Cisneros, gran egiptólogo, pues fue apoderado del Faraón de Camas:
«El fútbol es un negocio de torpes en manos de listos, y los toros, un negocio de listos en manos de torpes».
¿Dónde está la CEOE del toreo, la UGT y Comisiones del Toreo, dónde la Liga Profesional del Toreo, la SGAE del Toreo? Los que viven de la Fiesta ¿qué han hecho para impedir que la España que no quiere serlo tome a los toros como víctima propiciatoria? No han sabido, ni querido, ni podido impedir el ritual sacrificio del Toro de España en el ara del Parlamento catalán.
El toro de Miguel Hernández:
«Despierta, toro: esgrime, desencadena, víbrate./ Levanta, toro: truena, toro, abalánzate./ Atorbellínate, toro: revuélvete. Sálvate, denso toro de emoción y de España./ Sálvate.»


(Sálvate, sobre todo, toro, de los que viven a tu costa y de los que te odian porque eres España.)